En los tiempos actuales, las empresas requieren adaptar su forma de trabajo para ofrecer una respuesta ágil e inmediata a sus clientes, desarrollando proyectos que se ajusten a las características del entorno, y así asegurar resultados positivos. Para lograrlo, recurren a las metodologías ágiles, que les facilitan la flexibilidad e inmediatez que necesitan para responder de forma rápida a las exigencias de su público.
Una clave importante para la elección de las metodologías ágiles es la innovación, que es fundamental para sobrevivir en el mercado actual, pues permiten que los colaboradores de la empresa tengan capacidad para adaptarse a las circunstancias y puedan realizar los cambios necesarios, con el objetivo de lograr que el proyecto funcione de la mejor manera. En cambio, la gestión tradicional del proyecto genera el riesgo de perder la inversión realizada, por tener límites en su funcionamiento.
¿Cuáles son las metodologías ágiles más usadas y qué podrían aportar para un mejor desempeño de tus proyectos? Presta atención a esta lista:
Es una metodología muy utilizada por grandes empresas, que requiere contar con una comprensión amplia de los integrantes del equipo, así como establecer roles bien definidos para cada uno de los participantes.
Para la ejecución del proyecto, se requerirá que el administrador prepare las prioridades que se deben tomar en cuenta y luego se distribuirán al equipo, dando inicio a los sprints (intervalos de tiempo de desarrollo). Al finalizar cada etapa, se realizarán revisiones, ajustes de actividad y validación.
Conocido como “el más ágil de los métodos”, se trata de una metodología que se practica con frecuencia en el mundo de las nuevas empresas y emprendimiento. Uno de sus principios es la identificación eficiente y la eliminación de residuos dentro de un proyecto u organización. De esta manera, busca reducir costos y la complejidad de las actividades, mejorando resultados y el rendimiento.
Considerada como la metodología más sencilla, es necesario contar con el involucramiento de todo el equipo para que pueda funcionar a la perfección. Se trata de un cuadro que se divide en tres columnas: hacer, hacer y hacer. De esta manera, es posible realizar un seguimiento de las actividades que están en progreso, así como su desarrollo y pendientes en cada columna.
Se trata de una metodología muy apreciada por la posibilidad de plantear objetivos que sean más reales y tangibles para su empresa. Su nombre es un acrónimo formado por las iniciales de los términos en inglés: Specific (específico), Mensurable (medible), Achievable (alcanzable), Relevant (relevante) y Timely (temporal). Con esas características se pueden formar objetivos “inteligentes”, los cuales permitirán que la empresa plantee con más precisión las acciones necesarias para cumplir las metas trazadas.
Existen muchas razones para usar esta metodología y la importancia de este dentro de una compañía. Las principales ventajas son:
Mejora la calidad: Minimiza los errores en los entregables y mejora la experiencia y la funcionalidad para el cliente.
Mayor compromiso: Mejora la satisfacción del empleado y genera conciencia de equipo.
Rapidez: Acorta los ciclos de producción y minimiza los tiempos de reacción y toma de decisiones.
Aumento de la productividad: Al asignar mejor los recursos, y de forma más dinámica, mejora la producción según las prioridades que tenga la empresa.
Por: José Torero
© 2021 JPPartners. Todos los derechos reservados.
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